lunes, 4 de julio de 2011

Contribuciones accidentales.

Ese día todo pasó, eran vacaciones, acababa de salir de la bachillerato técnico y tenía toda la mañana paseando en sandalias por la casa cuando de pronto sentí el piquete, pero no me asusté hasta que vi al pequeño alacrán que corría, ahí fue cuando grité como niña.

Después de desayunar cualquier cosa por la prisa de llegar al hospital y después de que no me creyeran que me había picado un jodido alacrán me pusieron una inyección (muy seguramente placebo) y el doctor le tomó una foto a mis nalgas mientras me inyectaban.

Así es como hice mi contribución a los libros de medicina que están por editarse en años venideros.

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